lunes, 22 de febrero de 2016

Hay algo, una energía, una fuerza, una brisa, que crece y consume todo a su paso o con sólo existir, el dinero, la felicidad y tranquilidad. Por lo menos no te roba el poder estar físicamente "bien" para realizar cosas, aun así nuestra mente nos causa problemas físicos como dolores, mareos y muchos más síntomas, las emociones son más fuertes y los pensamientos más potentes y se convierten en un peso, en una carga para nuestras espaldas.

Nuestras rodillas no soportan los temblores y se chocan, vibran como si tuviéramos fiebre, el frío emocional se convierte en nuestra segunda piel, y las lágrimas se escapan cuando ya no queda lugar para más, y es que mientras más vacío haya en las calles, escasez, menos espacio habrá en nuestro interior, preocupaciones.

Nuestras columnas se debilitan y todo tiembla por las guerras que se acercan, o que ya están presentes y nos derrumban de vez en cuando, y nos apuñalan con los "no se puede", y nos golpean con los "te lo dije", y quedamos como ruinas de algún templo antiguo, y nos saquean, nos roban la motivación, las ganas, las fuerzas, las sonrisas, tal como tumbas egipcias.

Ya no existe el dormir en paz ni como momias, ya no se muere de manera natural, porque también nos saquean vidas, porque crecen balas, y crece el miedo, y es tanto que nos aterra vivir, nos aterra morir, y no queremos saber de la existencia de una vida próxima por miedo a que sea peor.

Y la historia se repite, esos que tienen la batuta son los españoles y nosotros los indígenas esclavos que no tenemos salidas, que no tenemos a donde huir, aquellos que lograron escaparse como pájaros asustados fue porque sabían que algo malo estaba ocurriendo o está por ocurrir y porque no estaban enjaulados, porque no tenían sus emociones esposadas a la tierra, y conocieron a la libertad.

Lo único bueno es que esto no será para siempre, porque el planeta siempre se mueve y aunque todo haya empeorado, en algún momento tiene que mejorar. En toda la historia de su existencia, el planeta nunca se ha mantenido igual.

Y quizás no haya sido buena idea haber dejado crecer nuestras raíces aquí, pero lo que no teníamos era la idea de que algo como esto pasaría, todavía tenemos lluvia y sol que jamás nos lo saquearían, y en cualquier momento nuestros árboles empezarían a crecer y crecería lo bueno, habría oxigeno y habría valido la pena la espera, y regresaría a nosotros lo que nos pertenece, la felicidad.

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