Cada día recibía un nuevo cadáver, todos con causas de muertes diferentes,
disfrutaba ver el interior de sus cuerpos, disfrutaba leer sus historias de como murieron.
E incluso me imaginaba historias de por qué habían muerto de esa manera, mis queridos muertos.
Uno, atropellado por un carro.
Dos, infarto en el corazón,
quizás de excesivo amor.
Y tres, un disparo directo al pulmón.
Pero hubo una que me llamó la atención...
Cuatro, marcas en las manos y también en el cuello,
había llegado con los labios rojos,
ojos claros y cabello negro.
Llevábamos mucho tiempo juntos,
era nuestro tercer aniversario,
pero lamentablemente descubrí,
que tenia un adversario.
Con mi ex mejor amigo,
me había sido infiel,
prefirió antes de estar conmigo,
estar con el patán aquel.
No aguanté, tuve que matarla
y termino siendo, con mucha adoración,
uno de mis primero cadáveres,
no había sido mi intención.
Recordar eso, me hizo sentir triste pero al mismo tiempo enfurecido,
sería algo de lo que me culparía de por vida, siempre he estado arrepentido,
pero no había sido mi culpa, había sido culpa de mi supuesto viejo amigo.
Fui hasta la casa
y ahí se encontraba
viendo el televisor
tirada en la cama.
Volteó y me vio
en su rostro una sonrisa se dibujó
levanté la mano apuntando hacia su corazón
y el miedo por su cara apareció
De alguna u otra manera, sentía que tenia que revivir ese momento
Lo siento, querida, sé que me odiaras incluso desde el mas allá
pero es mucho mejor que no tenerte, aunque seas lo único que tengo.
A la cuenta de tres, uno... dos...
¡¡BANG!! de inmediato cayó
rápidamente murió.
Cinco, un cadáver mas para la colección.
Con María Fernanda Brito.
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