sábado, 23 de marzo de 2013

Justo antes del adiós.

Nos acercamos un poco y durante ese centímetro todo pareció estar bien, como si nada de lo que ocurriera nos haría daño, pero luego nos miramos a los ojos, como si estuviéramos apunto de besarnos, pero no sucedió, fue un deseo que se desvaneció al recordar que para nosotros seria malo y entonces, di un paso atrás.

Supo lo que venia, lo que diría, lo que nos tocaría, que nuestros ojos no se volverían a ver como hace segundos, que nuestras almas se separarían, también se había dado cuenta de que todo estaba cambiado, diferente, ya no era lo mismo, como la primera vez que nos conocimos, un accidente, cosa del destino.

Era una tragedia, justo en frente de nuestros caminos, pero era tan necesaria como respirar, si no nos alejábamos en ese momento, quedaríamos irremediablemente marcados y lo dije, ya era todo, ahí se acababa.

Me sonrió una vez mas con ligera resignación, la misma que contenían mis suspiros, en ese instante ambos sabíamos que en un futuro, escribiríamos historias de nosotros, de lo que fuimos, de lo que pudimos haber sido, quizás, pero que al final, era mejor así y los dos lo teníamos presente.

Con Nadeska Martínez.

viernes, 22 de marzo de 2013

Roba corazones.

El vino que estaba bebiendo, estaba empezando a saber a agua, el hielo se había derretido rápido a medida que pensaba en mi técnica, tenia que ser de la peor manera, mientras mas dolor, mejor para mi. El calor en la sala aumentaba, así que decidí levantarme, agarrar las llaves del carro, y dirigirme hacia la puerta. Me detuve por un momento, dudaba en si realizar mi plan hoy, o dejarlo para mañana. No, tenia que terminar esto de una vez, para no gastar tanto tiempo, y poder seguir con mis planes, no puedo quedarme estancado en una mujer. Porque ninguna me importa, sus sentimientos no me importan.

La imagen de su rostro apareció de repente en mi mente, cerré los ojos, arrugué la cara y sacudí la cabeza, intentaba desaparecer su cara de mi mente, alejarla. ¡Por su culpa, nunca pude realizar las cosas como mi madre me las ha enseñado! ¡Por su culpa, nunca he podido ser como mi hermana! Sin querer, solté una lagrima, no lo merece, ninguna mujer lo merece.

La rabia ya recorría todo mi cuerpo, así que fui directo al carro, y arranqué en dirección a la casa de aquella mujer que inocentemente terminó enamorada de mi. Tomé un cigarro, el último que quedaba en la gaveta, lo encendí, ya me sentía seguro de como lo iba a hacer, de las cosas que diría, pero aún así, siempre resultaba distinto, cada mujer reaccionaba distinto, y ninguna llenaba las expectativas que deseaba, porque nunca reaccionan como sé que ella reaccionaria.

Aunque tenía la ventana medio abierta, el carro por dentro ya se llenaba de humo. Por fin, había llegado a su casa, todavía me quedaba algo de cigarrillo, y preferí acabármelo antes de entrar a la casa, estacioné, me bajé, y me quedé recostado del carro mirando hacía la ventana. No resultó como quería, no se asomó como ella lo haría.

Lancé el cigarrillo, y dando pasos largos me fui hacía la puerta, pensé en tirar la puerta de una patada, pero no lo hice, así no es como mis planes funcionaban. Toqué el timbre, conté los segundos, uno... dos... tres... cuatro... cinco..

―Oh, hola mi amor, no sabía que vendrías hoy ―dijo mientras me llevaba hacía adentro―. La casa está hecha un desastre, no quise arreglarla hoy, pero...con mi mano le tapé la boca, de una manera suave. Nos sentamos en el único mueble que estaba desocupado, la miré a los ojos, le sonreí tristemente, y tal como ella me dijo, le dije...

Hay algo que tengo que decirte, había querido decírtelo antes, pero creo que este es el momento su cara cambió, se podía notar que se había puesto nerviosa, incluso movió la mano derecha rápidamente hacía su frente, y arrugó la cara como culpándose de haber hecho algo que hiciera que llegáramos a este momento, luego la bajó y suspiró como tratando de calmarse.

¿Qué pasa? ¿Qué sucede? la voz le temblaba un poco. Estaba resultando justo como quería.

Ya no puedo seguir contigo... poco a poco iba introduciendo el cuchillo en su espalda―. La vi, y fue como amor a primera vista, ya llevo varios días saliendo con ella... cada vez que me detenía, era para ver su cara, sus reacciones, parpadeó, no entendía lo que le decía, y al mismo tiempo el cuchillo iba mas profundo―. Tenía que decírtelo, espero que no te lo tomes a mal.

¿Es en serio todo lo que acabas de decir? me dijo con los ojos bien abiertos, creía que los tenia pequeños―. ¿Es que no te importa nada de lo que yo pueda sentir? yo creí que te gustaba se levantó y se quedó parada frente a la ventana.

Por supuesto que es en serio, y para serte sincero, nunca me gustaste, realmente te estaba utilizandoEl cuchillo dio vueltas como si fuera una llave―. no era mi intención empezó a llorar pero sin hacer ni un sonido, solo dejaba sus lágrimas caer.

No entiendo por qué me haces esto, no entiendo entonces para qué me enamoraste si no te gustaba. Llegué a pensar que eras diferente, que no me harías esto así como lo han hecho los demás se volteó, me miró, sus ojos estaban tristes, y su delineador se había corrido.

Me levanté y me dirigí hacía la puerta, su sufrimiento y drama me parecía absurdo, ella no reaccionaria así.

Pero no te vayas me agarró del brazo, me apretaba mucho la mano, casi me cortaba la circulación―. Ven mañana y lo hablamos tranquilamente, honestamente, estoy segura que tuviste un mal día, si, eso fue Dijo mirando hacía el piso.

Eso fue exactamente lo que acabo de hacer, ¿Quien entiende a las mujeres? Quieren que seamos honestos y cuando lo somos, forman un drama lentamente separé mi brazo de ella―. No me esperes mañana, que no volveré. Ni siquiera lo siento, pero sé que te quedarás sola por un largo tiempo no soportó el dolor, el cuchillo no paraba de dar vueltas, se lanzó hacia el piso, las lágrimas caían solas, y tenía la mirada hacía al vacío.

Busqué por la sala, una foto de ella, una en donde se le viera su cara completa, la tomé y regresé a la puerta, me detuve a mirarla, todavía se encontraba en el piso mirando hacía el vacío, lo que para mi sería la puerta. Noté en su mano, en su dedo anular, un anillo la cual le brillaba un diamante diminuto. Verdad, le había pedido matrimonio hace dos días...  

Disculpa pero esto es mío le quité el anillo, lo había usado en todas las mujeres a las que le había hecho lo mismo. Y el cuchillo se salió, trayéndose con el, su corazón.

Tomé el cigarrillo que había lanzado anteriormente, me monté en el carro, esta vez en dirección a mi casa. Aunque había hecho todo como lo planeé, no resultó como quería, ya me estaba dando cuenta que ninguna será como ella. Llegué justo cuando se me acabó el cigarrillo, en la casa, busqué la caja en donde tenía una colección de portarretratos, todos distintos, y que encajaban con las personalidades de cada una de las mujeres a las que le había hecho daño. Conseguí uno medio roto igual a como estaba ella y de madera, pintado de negro con un borde metálico, se parecía.

Número 21, una más para la colección dije colocando su portarretrato en la repisa, junto con las demás. Era un cuarto que decidí utilizar, para recordar a cada una, a medida que viera cada uno de sus portarretratos, que a parte de recuerdo, los tenía como premio.

Y si, había sido totalmente honesto con ella, ya tenía otra mujer, y ya le faltaba pocos días, para que pasara por lo mismo que las demás. De alguna u otra forma, no puedo dejar de pensar en que esta vez, si saldrá como quiera. Como siempre, su rostro apareció en mi mente, pero esta vez, cerré los ojos, y los recuerdos, los momentos que pasé con ella, volvieron de repente.

***

La luz del exterior atravesaba mis párpados de tal manera que me vi obligada a abrir los ojos de sopetón. Recuerdo por completo ese momento, él estaba a mi lado, yacía tendido, respirando suavemente con las facciones del rostro relajadas, como si fuera un niño. Una barba de quince días le crecía por el rostro, de cejas pobladas y labios finos, esculpidos como si fueran una obra de arte. Mis dedos fueron fugaces y se deslizaron por su pecho, se elevaba lentamente, acaricié ese caminillo de vello que se formaba de su ombligo, bajando por su vientre… Y suspiré. Suspiré llena de alivio, de satisfacción, de todo un poco. 

Recuerdo haberme levantado de la cama arropando mi cuerpo desnudo con una de las sábanas, caminé hasta la ventana y observé las luces de la ciudad que alumbraban todo el panorama, era esa hora del día donde la noche se alejaba y el sol no había salido, como si fuera un crepúsculo mañanero. Saqué de mi cartera un cigarrillo y tomé del bolsillo trasero de sus pantalones el yesquero para encenderlo. Me lo consumí observando como el alba se daba lugar entre las montañas y las uñas de mi mano izquierda se enterraban en mi brazo derecho.

Casi sonreí de felicidad cuando lo escuché retorcerse en la cama y soltar de entre sus labios uno de esos pequeños ronroneos de dinosaurio bebé que se escapan al despertar. Tiré el cigarrillo por la ventana, dejé caer la sábana que cubría mi cuerpo y me giré hacia él.

―Se me apetece un juego ―recuerdo haberle dicho, y él sonrió.
 
―¡Qué juguetona, amor! ―murmuró, mientras me hacía un lugar en su cama ―. Sorpréndeme. Dame los mejores buenos días.  

Con una sonrisa y el corazón latiéndome fuerte contra el pecho, caminé hasta la cama haciendo una parada para tomar su correa del suelo. Hice que diera vueltas en el aire con una sonrisa pícara que él correspondió emocionado… Pero más emocionada estaba yo. Podría amarlo por siempre. Sentí como las mejillas se me ruborizaron. 

Trepé por encima de su cuerpo sintiendo como sus manos delinearon mi cintura para detenerlas antes de mi espalda baja. Con un gesto inocente, hice que las alzara para poder atárselas sobre la cabeza, a lo que él correspondió con un suspiro. Me era imposible quitar la sonrisa de mis labios.

―¿Me amas? ―le pregunté, y justo en este momento, llega a mi mente la imagen de sus ojos de color lapislázuli, uno de los azules más raros. 

―Sí ―admitió.

―¿Con todo tu corazón?

―Sí.

―¿Tu corazón es mío? ―pregunté, con un tono de esperanza de fondo.

―Para siempre.

Y sonreí mientras el estómago se me llenaba de mariposas, me cosquilleaba la piel y sentía las mejillas a punto de explotar. Sonreí justo en el momento en el que mis manos sujetaron sus mejillas y bajaron hasta su cuello para cerrarse, ceñirse a él y atravesar su fuerza, su machismo, sus barreras. Observé la sangre dejar su rostro y sentí a sus pulmones buscando aire, debajo de mis dedos sentía su desesperación, su confusión. Me perdí por un momento en la luz de sus ojos mientras esta se apagaba, como si fuera el final de mi túnel, de mi salida de mi escapatoria. Su cuerpo se contorsionaba debajo del mío pero no podía escapar. Lo tenía, era mío, lo estaba dominando. Hasta que cedió. Liberé su cuello de mis dedos entumecidos y su cabeza rodó sin vida hacia un lado de la almohada, le hice el favor de cerrarle los ojos. 

Luego, recuerdo haberme bajado de encima de su cuerpo y haber rebuscado entre mis cosas las herramientas. Atravesé su pecho sin más, corté y seccioné hasta que pude tener entre mis dedos su corazón, que después de todo, era mío y para siempre, todo hecho tal cual como me había enseñado mi madre, sin dejar huellas, sin dejar rastros, sin dejar testigos…

Niego con la cabeza para mí misma y vuelvo a la realidad. Observo al hombre que yace frente a mí, con un color de ojos azul tan profundo y una copa de un whisky on the rocks en las manos. Me observa, dejo caer mis pestañas y suspiro. 

―Te ves esplendida esta noche ―murmura.

―Me gustaría sentirme de tal forma…

―¿Qué te ocurre?

―¿Tú me amas? ―le pregunto y siento las comisuras de mi sonrisa caer. 

―Desde luego que sí. Todo mi corazón es tuyo.

―¿Todo?

Sonrío esperanzada. Estoy segura de que mi madre debe estar orgullosa de mí.  
 
***

Me acerco a la mesa del comedor y me siento en una de las sillas, frente a mí está el cenicero y una cajetilla de cigarros. Escojo uno y lo enciendo con un fósforo. Mis ojos, ya acostumbrados a la oscuridad, como si hubiera vivido en sombras un largo tiempo, distinguen las sombras de las sillas a mí alrededor. Doy una larga calada y boto el humo lentamente, deleitándome de mi soledad periódica. Frente a mí, puedo observar a la noche de compañía, sentada al lado de la nostalgia y la melancolía. Casi puedo escuchar sus pies descalzos correteando por el pasillo y sus risas escaleras abajo. Oh, mis pequeños.

Observo el ligero temblor de mi mano cuando tomo el único fósforo restante en la solitaria caja. La edad ha pasado por mis huesos y se ha ceñido entre mis arrugas. Mi casa huele a muerto. Me levanto con toda la rapidez que mi añejo cuerpo me permite y mientras camino, escucho mis pantuflas rozar contra la gélida madera, crujiente y mohosa, del suelo.

Se me escapa una maldición de los labios cuando piso el montículo en la puerta principal. Trastabillo para no caer y me sujeto de la baranda de las escaleras, ¿quién carajos puso eso ahí? Toqueteo la pared hasta el interruptor de luz y una bombilla se enciende sobre mi cabeza iluminando la estancia con amarillez. Un periódico. Un maldito periódico. Casi le doy un puntapié cuando leo la noticia principal. “Hallado cadáver desnudo de un hombre de 25 años en una habitación del Motel San Ester. Muerte por asfixia y mal de amores, literalmente.”

Anonadada, me arrodillo con sumo cuidado y lo tomo entre mis dedos temblorosos. Continúo leyendo y una sonrisa se me cierne en los labios. Lo asfixiaron, le sacaron el corazón y lo dejaron botado. Mis costillas se hinchan de orgullo. Esa es mi niña, mi pequeña Lysi.

Me coloco el periódico debajo del brazo izquierdo y subo las escaleras con lentitud ya que cada paso me da un aguijonazo en la cadera… Qué será de esta pobre vieja. Me sujeto de la baranda para no caer y cruzo en la habitación de huéspedes. Abro el clóset y siento mis brazos como plomos cuando tomo la maleta de mis recuerdos, mis preciados recuerdos.

Quito la tapa de la maleta y mis ojos se encuentran con muchísimas fotografías. La primera, la de mi difunto esposo. Ojalá esté en el infierno ese maldito. Y debajo de ésta, están mis pequeños. Lysi siempre tuvo el coraje y la valentía, la osadía y la seducción en la sangre, era como yo, sólo que más joven y más bonita. No. Más bonita no. A su lado está Jae, sonriente y tomándolo de las manos.

Oh, mis pequeños. Sus risas escaleras abajo me acarician los oídos como un coro de ángeles y recuerdo aquella primera vez. Sus rostro crispado de nervios, sus manos sudorosas y aquella pequeña chispa de curiosidad en los ojos, de picardía en la mirada. Mis pequeños.

Recuerdo que todo iba bien, les enseñaba a mis hijos, a veces por separado, para que aprendieran solos, otras veces juntos, para que aprendieran uno del otro. Les enseñaba a ser fuertes, y no dejarse llevar por los sentimientos, y que mejor manera que enseñándoles a robar corazones antes que se los robaran a ellos. Pero uno de ellos cometió un error. Una muchacha, ojos oscuros y grandes como si intentara ver tu alma, cabello negro, largo por la cintura, se le acerco un dia a mi pequeño Jae, al igual que los dias siguientes. Un mes, Lysi ya empezaba a quejarse, de que su hermano empezara a enamorarse, podía sentir como fruncia su frente, la pequeña niña. Ese simple recuerdo me hacia sentir feliz. Como si fuera ayer.

Me detengo, y suelto las fotos, levanto la vista hacia la ventana en la que apenas entraba luz, por el polvo acumulado durante el tiempo que tenia este cuarto abandonado. Botaba el humo del cigarrillo a medida que suspiraba, crecía la nostalgia. Seguía susurrando "Mis pequeños", aún sabiendo que ya no lo seguían siendo.

Jae era todo un galán con aquella muchacha, y con tan solo poca edad, siempre me recordaba a mi difunto esposo, me recordaba a cuando lo conocí, a cuando llevábamos poco tiempo de novios. Intentaba hablarle todas las noches de como resultaría todo si seguía viéndose con esa muchacha, pero mientras mas le hablaba sobre eso, mas me ignoraba e incluso se escapaba de la casa, solo para verla.

Oh, que pensaría la gente de esta vieja, riéndose sola por sus recuerdos, viendo fotos acumuladas en una maleta. Los momentos llegaban a mi mente, y aparecían en mis ojos, se reproducían como película en el cine. Llegaban tan fácilmente, como si revivieras tu vida, como si solo te quedara poco tiempo de vida.

Una noche de relámpagos, de mucha lluvia, mientras le daba un repaso de biología a Lysi, le explicaba las partes del cuerpo, sus nombres, sus funciones, pero sobre todo, las partes cerca de los corazones. El día siguiente, iba a ser el gran día, por primera vez probarían tener un corazón en sus manos, sin ayuda de nadie, sin ayuda mía.

Un ruido fuerte sonó de repente, había sido la puerta, había llegado Jae, sus pasos eran largos y fuertes, como si intentaba romper el piso. Me levanté y le seguí el camino mojado que dejaba hasta su cuarto. Y ahí estaba sentado, viendo el portarretrato de la muchacha. Su cara mostró muchos sentimientos, expresiones... Rabia, desespero, confusión, impotencia. Uno a uno, al igual que dejaba caer sus lagrimas. Se repetían una y otra vez en su cara, como si intentara dejar de sentir, como si quería gastarlos hasta ya no sentirlos mas.

Se había enamorado, su corazón le habían robado. 

Tal y como pensé que sucederían las cosas, sucedieron... Jae nunca pudo arrancar un corazón, ni siquiera alcanzaba a agarrar el bisturí. Sentía que la veía en todos lados, en cada muchacha que matamos, la seguía viendo, y nunca fue capaz de arrancarle el corazón. La seguía, la sentía tanto, que incluso termino robando corazones, al igual como se lo habían robado a el.

Con Hillary Mendoza.

jueves, 21 de marzo de 2013

Verte.

Siempre que salía de mi casa
te veía de lejos, de cerca,
algunas veces con tu amigos
otras veces con ella.

Me quedaba mirandote
y tu no te dabas cuenta.
Te contemplaba, respiraba hondo
y me iba, después de contar hasta setenta.

Porque eras quien controlaba mi tormenta.
El que la calmaba y la volvía violenta.

Nuestras miradas se encontraron inesperadamente
como si tus ojos hubieran seguido la corriente
que el viento les guió, para yo poder volver a verte
y volviste desastre mi mente,
grité de repente.

Con mis ojos, te pedí disculpas
Con los tuyos, sentiste culpa.

Ahí supe que ya no volveria a verte
que ya no tendría suerte
que ya no volveria a tenerte
y aún así, lloré fuertemente.

Abrí los ojos y miré al vacío
suspiré lentamente por lo que había sentido
suspiré alegremente ¡Que alivio!
solo un sueño había sido.

miércoles, 20 de marzo de 2013

Seguro creerás que me gusta ignorar
y no es así, me duele pero no puedo hacer mas
así seguirá hasta que de mi ya no sepan mas
y desde cero podamos volver a empezar.
Porque yo alejo a la gente,
cuando siento que me conocen mucho de repente.

lunes, 18 de marzo de 2013

"Abracen a la persona con quien hayan tenido conflictos, malentendidos, o los hayan herido emocional y sentimentalmente." 
Y me abracé a mi misma.

domingo, 17 de marzo de 2013

Cadáveres.

Cada día recibía un nuevo cadáver, todos con causas de muertes diferentes,
disfrutaba ver el interior de sus cuerpos, disfrutaba leer sus historias de como murieron.
E incluso me imaginaba historias de por qué habían muerto de esa manera, mis queridos muertos.

Uno, atropellado por un carro.
Dos, infarto en el corazón,
quizás de excesivo amor.
Y tres, un disparo directo al pulmón.

Pero hubo una que me llamó la atención...
Cuatro, marcas en las manos y también en el cuello,
había llegado con los labios rojos,
ojos claros y cabello negro.

Llevábamos mucho tiempo juntos,
era nuestro tercer aniversario,
pero lamentablemente descubrí,
que tenia un adversario.

Con mi ex mejor amigo,
me había sido infiel,
prefirió antes de estar conmigo,
estar con el patán aquel.

No aguanté, tuve que matarla
y termino siendo, con mucha adoración,
uno de mis primero cadáveres,
no había sido mi intención.

Recordar eso, me hizo sentir triste pero al mismo tiempo enfurecido,
sería algo de lo que me culparía de por vida, siempre he estado arrepentido,
pero no había sido mi culpa, había sido culpa de mi supuesto viejo amigo.

Fui hasta la casa
y ahí se encontraba
viendo el televisor
tirada en la cama.

Volteó y me vio
en su rostro una sonrisa se dibujó
levanté la mano apuntando hacia su corazón
y el miedo por su cara apareció

De alguna u otra manera, sentía que tenia que revivir ese momento
Lo siento, querida, sé que me odiaras incluso desde el mas allá
pero es mucho mejor que no tenerte, aunque seas lo único que tengo.

A la cuenta de tres, uno... dos...
¡¡BANG!! de inmediato cayó
rápidamente murió.
Cinco, un cadáver mas para la colección.

Con María Fernanda Brito.

sábado, 16 de marzo de 2013

Amiga de la infancia.

Mi versión:

Siempre suelo revisar a los blogs que sigo en tumblr cada cierto tiempo, y me acuerdo que hubo un blog que me llamó mucho la atención porque era uno de los pocos que seguía que era de Venezuela, igual que yo. En aquél entonces no seguía a muchos blogs en tumblr que fueran de Venezuela.

Así que decidí enviarle un mensaje muy amigable. Me pareció que era muy simpática y descubrí que vivía en la misma ciudad que yo. Al ir conversando mas y mas, nos dimos cuenta que hasta estudiábamos en el mismo colegio, pero ella era un año mas. Me había emocionado tanto, primero porque conocería a alguien de tumblr, cosa que nunca había hecho y segundo, porque era de mi colegio (Por cierto, era nueva prácticamente, había empezado a estudiar allí en 4to año). Entonces, empezamos a describirnos para poder reconocernos en el colegio, como eran nuestros bolsos, nuestros cabellos, incluso nos preguntamos si conocíamos a ciertas personas, para poder preguntarles en caso de que no nos reconociéramos. Tanto era la emoción que le conté a mi mama sobre ella, y me dijo que su nombre le parecía muy conocido, y por supuesto, yo pensaba que tendría que ser ella, porque no creía que habría otra persona con el mismo nombre ya que es muy poco común.

Al principio no la conseguía, intentaba siempre estar pendiente viendo a todas las muchachas de 5to año, a veces hasta llegué a preguntar por ella, pero seguía sin encontrarla cuando nuestro colegio era uno muy pequeño, y cuando pensaba ya rendirme, un día mientras hablaba con unas amigas, una muchacha se me acercó preguntándome si yo era Katherine, que ella era Nadeska la de tumblr. Seguramente no me mostré muy emocionada pero si me sorprendí (porque en el fondo yo quería encontrarla de primera, pero no era una competencia jaja) y feliz la saludé, luego la abracé.

A partir de ahí, nos saludábamos, creo que algunas veces llegamos a hablarnos, luego un día se me había ocurrido publicar una foto de mi de cuando tenía como 7 años en facebook, y ella al ver ese álbum, en la cual la mayoría de las fotos son viejas, me habló diciéndome que le recordaba a alguien y que había descubierto algo, que ya ella me conocía desde mucho antes de lo de tumblr. Porque había descubierto unas fotos justamente en ese álbum de cuando yo era pequeña que estudiaba en ese mismo colegio en el que me acababa de inscribir.

Otro día en el colegio, ella llevo su álbum de fotos, y pues si, tenia razón, tenia fotos donde salía yo con ella como en primer o segundo nivel. Apenas llegué a casa, le mostré las fotos a mi mama e inmediatamente me dijo que ella era con quien me la solía pasar en esos tiempos y que incluso habían fotos que teníamos en donde yo salia con ella. Las busqué, y le dije a Nadeska lo que me había contado mi mama, también le llevé las fotos al colegio.

¿Quien pensaría que llegaría a ver de nuevo a quien solía ser mi mejor amiga en la niñez? Ah, y a pesar de que nos enteramos de eso, no seguíamos tan cercanas, claro, nos llegamos a hablar mas seguido. Pero realmente le empece a tener mas confianza, y a hablarle mas seguido, fue después que se graduó, en vacaciones escolares.

Le empecé a contar mas sobre mi y mi vida, así como ella a mi. Vi que teníamos mucho en común, cada vez que quería desahogarme, o me sentía deprimida, siempre la buscaba a ella para hablar, y la mayoría de las veces sus palabras me hacían sentir mejor. Siempre había querido tener una amiga con rulitos en el cabello, y al fin la tenia. Siempre había querido tener una amiga con quien desahogarme, y que ella hiciera lo mismo conmigo, y al fin la tenia. Siempre había querido tener una amiga de la infancia, y al fin la tenia.

Es tan genial haber conocido a alguien quien solía ser mi amiga cuando eramos pequeñas, pero mucho mas genial es que me siga cayendo bien, quizás hasta mucho mas que antes. ¿Eso quiere decir, que de pequeños elegimos bien a nuestros amigos? o ¿Que simplemente fue cosa de la vida, casualidad o tal vez suerte que todo haya sucedido así? ¿Pueden creer que todavía no tenemos ni una foto juntas actualmente?

Versión de Nadeska:

Bueno, una de esas noches en las que estaba muy aburrida y quería hablar con alguien, hice un post en Tumblr pidiendo que me mandaran un ask, que yo no mordía ni nada parecido. Me escribieron un par de personas y una de ellas era de la misma ciudad que yo y yo me emocioné porque conocía muy pocas personas que fueran de la misma ciudad, entonces nos empezamos a preguntar cosas como en dónde vivíamos, en qué lugar estudiábamos y cosas por el estilo para ver si nos conocíamos en persona. Ella vivía muy cerca del lugar en el que estaba estudiando y resulta que también estudiaba en ese mismo colegio. Me emocioné aun más, toda la situación me pareció muy rara y genial, al mismo tiempo.

Entonces luego de que nos enteráramos de eso, Katherine, así se llama ella, y yo empezamos a decirnos cómo eran nuestros bolsos y cómo lucíamos y cosas por el estilo para poder reconocernos. Yo le pregunté si conocía a alguien de mi salón, porque yo iba un año más adelante, yo estaba en 5to año, en caso de que a simple vista, buscándola por mi cuenta, no la reconociera. 

Un día, estaba en la fila para comprar mi desayuno y le pregunté a una chica que si conocía a Katherine, casualmente ella también se llamaba Katherine, pero no era la que yo estaba buscando. Ella me dijo quien era la persona que yo buscaba. Así que luego me acerqué a Katherine y le dije que yo era Nadeska, la chica del Tumblr. Me abrazó, hablamos un poquito, muy poquito, la verdad. Pero estaba bien, por lo menos ya sabíamos quiénes éramos, en caso de que quisiéramos hablar más.

Luego de eso, nos saludábamos cada vez que nos veíamos, hablamos unas cuantas veces, pero nada muy extenso. Me agregó o la agregué al Facebook, no recuerdo como fue, pero el caso es que nos teníamos en Facebook… Ella tenía un álbum de fotos viejas, que yo no había visto hasta que un día publicó una foto de cuando era pequeña y su cara se me hizo extremadamente familiar, decidí meterme en su álbum a revisar todas las fotos y ahí la reconocí. 

En ese mismo momento en el que la reconocí, quería estar segura, ella estaba conectada, así que le pregunté si ella antes había estudiado en ese colegio y pues me dijo que sí y ya no me quedaron más dudas. Entonces le dije que ella y yo habíamos estudiado juntas, pero ella me decía que no era posible, porque yo siempre había sido un año mayor que ella, pero en pre-escolar habían dos salones que estaban unidos y esos dos niveles eran los que estábamos cursando. Yo busqué un álbum de fotos de cuando era pequeña, porque estaba bastante segura de que tenía alguna foto de ella por ahí y la encontré, unas cuantas fotos de uno de mis cumpleaños y salía ella. Uno de esos días le llevé el álbum para que lo viera, ella le tomó foto a las fotos del álbum, hablamos un poco y se fue a sus clases, luego ella me dice que le había mostrado las fotos a su mamá y que su mamá le había dicho que nosotras nos la pasábamos juntas y llevó fotos también. 

Y bueno, fue como un reencuentro de mejores amigas tipo película, pero aun así no estábamos tan cercanas. Yo me gradué y ahí fue cuando empezamos a hablar más y a contarnos nuestras cosas, que había sido de nuestras vidas y todo ese tipo detalles. A pesar de que pasó mucho tiempo en el no habíamos tenido contacto, se me hizo fácil tenerle confianza, hablar con ella cuando me sentía mal se sentía como hablar con un amigo de mi infancia y toda la vida, y eso era, era mi amiga de la infancia que por una u otra razón, se fue, pero que volvió. Y es tan adorable, no sólo físicamente, ella es un amor de persona y la quiero mucho.

Aunque me hubiese gustado que eso de la confianza pasara antes de que yo me graduara, por lo menos así tendríamos una foto juntas en la actualidad.

Con Nadeska Martínez.

viernes, 15 de marzo de 2013

Tengo miedo

En un cuarto vacío me encuentro
al igual que mi corazón,
al igual que mis sentimientos,
incluso mi cuerpo.

No recuerdo qué pasó
ni sé donde estoy
pero de algo si sé
que de mi cuerpo, ya no pertenezco.

“Haz muerto, haz muerto”
susurran a mi alrededor los muertos
“Tengo miedo”
respondí con desespero.

Vacío de alma, mi cuerpo
Vacío de sangre, mi corazón
era confuso, porque ya no tenia sentimientos
pero aun así, sentía miedo.

Puta tristeza.

El silencio abundaba en mi cuarto, pero en mi mente, era como las avenidas y los centros a la hora del mediodía

Muy ruidoso, sentía que me dejaba sorda, tenia tantas cosas en la cabeza, no entendía

¿Por qué tenia que pasar por esto? tal como el silencio en mi cuarto, la soledad era la que abundaba en mi cuerpo, y la tristeza en mi corazón, así lo sentía

Era tan grande el sentimiento que incluso en algún momento llegué a pensar que explotaría

Aproveché que la casa estaba sola, y sin pensarlo mucho grité: “¡¡PUTA TRISTEZA!!” lo mas fuerte que pude, hasta quedarme dormida y la tristeza, dejar de sentirla.

Notas de papel.

Por si se te olvida lo mucho que te quiero, por si un día pierdes la memoria, si por alguna razón dejo de contestar tus mensajes y tus llamadas, por si algún día te alejas y de repente me extrañas…
Escribiré todo lo que siento por ti,
en estas notas de papel y junto con nuestras fotografías
las pegaré regadas en tu cuarto por toda la pared
de manera que siempre tengas entendido,
y que nunca se te olvide, que siempre te querré.

No me importa.

No me importa si me hablan o se olvidan de mi.
No me importa si me aman, me quieren, me envidian, me odien.
No me importa lo que piensen de mi.
No me importa si nadie me gusta a mi, o si no le gusto a nadie.
No me importa si hago todo bien o mal.
No me importa si se decepcionan de mi.
No me importa un coño.
No me importa porque no le importo a nadie, y me afecta, duele, pero tampoco me importa.

viernes, 8 de marzo de 2013

Intento hablar con cualquier persona, y simplemente todos me parecen aburridos porque no son tu, no son interesantes como tu, nadie cumplirá mis expectativas, que solo llenabas tu, nadie podrá superarte
Ya descubrí que no te he superado,
y te ando buscando en todas las personas, en todos lados,
lamentablemente no te consigo, no te he encontrado,
pero solo tu, solo en ti te encontrare pero me has dejado.

Deja de hablarme.

Deja de hablarme que no terminamos en nada.
Deja de hablarme que no vale la pena.
Deja de hablarme que me hieres aunque no te lo demuestre.
Deja de hablarme que me afecta, y no me dejas avanzar.
Deja de hablarme que me haces perder el tiempo.