se quedó en el olvido las películas que no vimos juntos, las canciones que nos perdimos, junto a los besos que no nos dimos por no ser un momento adecuado, y en la otra esquina están las miradas que decidí no ver por pena, y las palabras que no logré decir por no saber cómo, por ahí andan regadas las cosas que quisimos que el otro se diera cuenta, pero fueron ignoradas sin querer, y la almohada como buena amiga que escondió todas mis lágrimas que no quise que notaras, los errores y equivocaciones sobre todo de mi parte que se esparcieron como legos por todo el piso, que dolían si los pisabas y como tetris que si no eras rápido buscándole solución se acumulaban tanto que solo quedaba perder.
terminó siendo un cuarto desordenado y no quisimos arreglarlo, o no quisiste, era mucho que ya no podía caber en la cama y aunque echara todo al suelo, el desastre seguía allí, como cabello enredado con demasiados nudos, como los cables de las luces de navidad o de los audífonos, que parecía que se enredaban solos, que tenían vida propia y estaban en contra de nosotros, como si hubiese pasado un huracán el cual no sólo dejó ese desastre sino también se llevó las cosas bonitas, el amor, los sueños y las ganas que teníamos el uno con el otro.
fue un hermoso huracán el cual había confundido con brisas otoñales, que me había hipnotizado y por dejarme llevar me ha dejado el corazón destrozado, o mejor dicho yo misma me lo he destrozado.
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