Me dejaba llevar por el viento, seguía la corriente, desordenada y con la mente en otro planeta, no actuaba, solo dejaba que todo sucediera como viniera.
Ellas eran fuertes, se mantenían en su lugar, con los pies en la tierra, ordenadas y hermosas, sacaba sus espinas si intentaban meterse con ellas.
Porque ellas eran rosas, y yo simplemente era un diente de león.
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